Inyecciones de corticosteroides o esteroides. Estas inyecciones pueden aliviar la hinchazón y el dolor. El medicamento se inyecta en la articulación; por ejemplo, en la rodilla o la cadera. Las inyecciones de esteroides conllevan algunos riesgos. Por eso, los proveedores limitan la cantidad de inyecciones en 1 articulación a no más de 3 o 4 al año por cada articulación que soporte peso. Incluso esta cantidad de inyecciones puede dañar el cartílago si se colocan con regularidad.

Inyecciones de suplementos lubricantes. Estas inyecciones utilizan ácido hialurónico, una sustancia parecida a la que se encuentra en la articulación en forma natural. Esta inyección puede ayudar a que la articulación se mueva con más facilidad. Pero no hay muchas pruebas que demuestren su eficacia. Estas inyecciones solo sirven para la artrosis leve a moderada de las rodillas. Se usan en personas que no respondieron a tratamientos conservadores no médicos, a los analgésicos ni a ambos tratamientos combinados.

Artroscopia. El cirujano examina y trata el interior de la articulación usando instrumentos especiales diminutos que se insertan a través de pequeños cortes (incisiones). El cirujano suaviza el cartílago. Se quitan los trozos de este que se hayan desprendido.

Reemplazo total de la articulación. Se extirpa toda la articulación. Se la reemplaza con una articulación artificial de metal, cerámica o plástico. Este procedimiento se realiza con mayor frecuencia en la articulación de la rodilla o la cadera.

Otra cirugía. Hay otros procedimientos quirúrgicos específicos para determinadas articulaciones. Por ejemplo, se puede hacer una resuperficialización en la articulación de la cadera.